Me levanto temprano por la mañana, me arreglo y bajo al comedor a desayunar una rica taza de café y galletas mientras leo el periódico y me pongo al día con las noticias.
Tengo un radio encendido que me comunica a la habitación de mi bebé y en cuanto lo escucho balbucear o emitir el mínimo sonido, subo corriendo por él y lo cargo entre mis brazos. Se llama Vicente y mis dos hijas mayores se llaman Florencia y Martina.
Desayunamos juntos, platicamos, nos reímos, hacemos bromas, consentimos al bebé, pero después me tengo que ir corriendo a trabajar. Es un momento muy difícil, pero al mismo tiempo me llena de satisfacción trabajar para que a mis hijos no les falte nada.
De ahí me lanzo a la estación de radio y hago locución, donde me divierto a lo grande con las personas que trabajo. Todos son muy profesionales y nos hemos vuelto como una familia después de tantos años de trabajar juntos.
Al terminar, manejo mi auto en dirección a la televisora donde trabajo en Chile y grabamos un programa familiar y de entretenimiento. Convivir con el público me llena de satisfacción porque me encanta conocer gente y regalarles una sonrisa.
Al terminar las grabaciones en el canal, voy un rato a jugar tenis con mis compañeros.
¡Me encanta el deporte! es la mejor manera de relajarme, se los recomiendo mucho.
Después me voy a comer con mis amigos y paso un rato agradable con ellos charlando de todo un poco. Luego de respirar un poco de aire fresco, regreso a los estudios y sigo grabando.
Luego de un día intenso en la televisión estoy listo para regresar a casa a ver a mi familia.
¡No hay mejor recompensa al final del día que ver a mis hijos nuevamente! Aunque en ocasiones llego a cenar con amigos o ejecutivos de la empresa por cuestiones laborales, pero cuando estoy en casa, lo hago con mis adorados hijos, los beso, los abrazo y consiento con todo el amor que me inspiran.