Gracias papá
La tranquilidad y la estabilidad familiar en que nos albergaste junto a nuestra mamá, nos hizo pensar que todos los padres eran como tú.
Éramos niños y no entendíamos que el cielo nos había regalado un tesoro. Ahora, maduros y concientes de nuestras debilidades y de lo que nos rodea, más nos duele tu partida.
Fuiste hermano, amigo, vecino y compadre; un hombre que tenía el don de la risa, de lo simple.
Un hombre que siempre supo lo que era de verdad importante: su señora, su hogar, sus hijos, su familia.
Siempre de buen humor, incansable caminante, gran gozador de la vida; un “hombre choro” que domó la adversidad y nunca se amilanó.
Fuiste un maestro que nos deja una tarea imposible porque en lo tuyo eras muy bueno, y lo tuyo era amarnos por sobre todas las cosas.
Viviste como quisiste. Ojalá que nuestros hijos nos quieran tanto como nosotros a ti.
Nadie te regaló nada. Todo te lo ganaste como el buen ser humano que fuiste. Y por el respeto que te tenemos, que quede constancia: eres y seguirás siendo el más grande, hermoso, tierno y adorado papá.
Tu mujer, tus hijos y tus nietos, te decimos gracias por la gran fiesta de 74 años que nos regalaste. Seguirás siendo el gran anfitrión en nuestras vidas.
Cuídanos, viejito. Porque fuiste el mejor papá y el mejor abuelo, sabrás cómo hacerlo.
Con una sonrisa de amor y gratitud te decimos hasta siempre.
Rafael Araneda.